Tom Williams: Contratado por Apple a los 14 años. Su historia completa. © 2009 Derek Sivers
2009-11-28
Recientemente pasé una semana en Vancouver, Canadá, considerando la posibilidad de mudarme allí, cuando mi amigo Ariel Hyatt me dijo, "Tienes que conocer a este tipo increíble llamado Tom Williams. Fue contratado por Apple cuando tenía solo 14 años. Creo que la empresa tuvo que adoptarlo legalmente, o algo parecido, para poder emplearlo. Es un buscavidas como tú. Además su esposa, Jessie es una artista country maravillosa".
Compartí una cena con Tom, me fascinó su historia y quise compartirla con todos.
Especialmente en el contexto actual del 10%-25% de desempleo, su historia y su filosofía contienen lecciones muy inspiradoras acerca de cómo obtener un empleo o hacer grandes negocios a pesar de la falta de experiencia.
Así que grabé una llamada telefónica y lo dejé contar su historia con sus propias palabras:

Mi madre llama a esta historia "mi sofisticada manera de huir de casa", aunque no lo haya hecho con un saco con mis cosas sobre los hombros.
Crecí en una familia del todo normal, de clase media, en Victoria. Muy, muy feliz. Pero no era un muy buen alumno en la escuela. De hecho, era un rebelde. Ni siquiera llevaba papel y lápiz a clase. Interrumpía a mis maestros. Cuestionaba lo que nos enseñaban. El tema central de todas las reuniones entre mis padres y los maestros era cómo hacer para que Tom sea menos conflictivo, y un poco más conformista.
Y en el mismo momento, mis padres, durante las vacaciones de verano entre el 6to. y el 7mo. grado, me anunciaron su sepración. Eso me devastó por completo. Aunque mis padres estaban manejando su separación de manera bastante amigable, yo me sentía muy angustiado y muy enojado.
Entonces me di cuenta que me encontraba en una situación de absoluta impotencia y que la única solución era conseguir mis propios ingresos.
Comencé vendiendo barras de chocolate, hasta convertirme en el mayor vendedor de la escuela. Sin embargo, aunque había vendido alrededor de U$S2.000 en chocolates cubiertos con almendras, solo me alcanzó para comprar un Nintendo.
Me sentí un poco estafado, así que negocié para ser el distribuidor directo de toda esa operación de venta mayorista de barras de chocolate, básicamente usurpando a la escuela. Yo obtenía mi dólar y ellos el suyo. Mi papá tuvo que dar fe de que no me comería el inventario.
Ese verano vendí muchos miles de dólares en barras de chocolate. Pero no era un niño pasivo que se sentaba fuera de la tienda, con la cabeza baja, esperando que alguien se apiadara de él. Yo, literalmente, caminaba hacia atrás con una barra de chocolate en la mano. Si alguien venía caminando hacia mí, le lanzaba mi refinadísimo discurso de por qué esos chocolates eran los mejores del mundo. De hecho, se llamaban El Mejor Chocolate del Mundo, de donde saqué mi argumento de venta.
De niño era muy malo con las matemáticas, hasta con las más rudimentarias. Hasta tuve que ir a la escuela de verano una vez. Sin embargo, comprendía cuándo me estaban sacando ventaja y cuando tenía el control.
Con mi primer stand de limonada me di cuenta que estaba obligado a gastar dinero para comprar Kool-Aid. Esto significaba que o tenía que gastar la totalidad de las ventas del día de cinco o diez centavos cada una (que era el precio competitivo de entonces), o debía robar el Kool-Aid o tenía que encontrar una solución para poder afrontar estos enormes costos iniciales.
Me las ingenié para poner mi aviso en la tienda local, sin la ayuda de mis padres. Ellos eran académicos y burócratas, para nada emprendedores. Para mí era instintivo darme cuenta si un trato era malo o bueno. Era una cuestión innata y siempre estaba tratando de hacer buenos tratos.
Siempre confié en mis propios instintos. Sabía que si quería que algo se hiciera, tenía que hacerlo yo mismo. Nadie más lo haría por mi. Nadie más me apoyaría. No esperaba ser apoyado. Solo sabía que si quería hacer algo, tenía que hacerlo y punto. Así viví cada aspecto de mi vida.
Hasta cuando me empecé a interesar en el avistaje de pájaros, armé un newsletter y hacía pagar una suscripción a mi familia y amigos. Estaba constantemente pensando en cómo hacer dinero y generar ganancias.
Con las ganancias de la venta de barras de chocolate, alquilé una oficina en el mismo edificio donde se encontraba la oficina de ventas de Apple en Victoria. Iba a mi oficina después de la escuela, no tenía mucho que hacer pero trataba de crear juegos educativos en CD-ROM. Hasta tenía un servicio externo de recepcionista.
Este fue el puntapié inicial. Tenía muy en claro que quería encontrar un atajo en el camino de la vida. No quería estar en la escuela hasta el 12do. grado o en casa. Quería vivir por mi cuenta y ser libre.
Leí la biografía de John Sculley, que era el CEO de Apple en ese entonces, y mi héroe. Así como los héroes de otros niños son estrellas del deporte o actores, él era mi héroe. Quería ser “él” o como él.
Así que comencé a llamar a Apple en 7mo. grado. Cada mañana, alrededor de las 8 AM, antes de ir a la escuela, llamaba al número del conmutador general de Apple y pedía hablar con la oficina de John Sculley y me pasaban con su asistente.
Cada mañana hablaba con Jerry, su asistente y durante las primeras semanas, comencé con mi discurso habitual. Había encaminado mi charla por el lado del desarrollo comercial. Soy el CEO de mi propia compañía (que se llamaba Desert Island Software) y él es el CEO de su compañía. Tengamos una charla entre dos CEOs para ver cómo podemos trabajar juntos.
Durante las primeras semanas, estoy seguro que Jerry pensó que se trataba de una especie de broma o de un loco. Luego mi discurso comenzó a ser menos formal y decía, ¨Hola, Jerry, ¿cómo estás?¨ Él era el guardián de entrada de alguien que recibe muchas llamadas no deseadas. Pienso que me di cuenta instintivamente que creando una relación con Jerry, estaba creando una relación con el guardián de entrada. Si le agradas y te apoyan, es muy útil.
Y allí estaba, literalmente llamándolo cada mañana durante un año y medio. La relación obviamente evolucionó a ¨Hey Jerry, ¿cómo va?" y "Oh, sabes Tom, esta semana la escuela se está poniendo un poco complicada" y bla, bla, bla.
Paralelamente, ya que alquilaba esta oficina, estaba haciendo crecer una relación con los dos tipos de ventas locales que, a esta altura, se habían interesado en mí y a los que me los cruzaba cada mañana. Escribían emails, que de alguna manera llegaban a Cupertino. Creo que era simplemente un gesto de benevolencia. Allí estaba este muchacho joven, entusiasta, pero básicamente distinto a cualquier fanático de Mac, tratando de armar su propia compañía de software.
Fueron capaces de hacerme conocer en las altas esferas de la compañía, hasta la oficina de John, Jerry y otros miembros del staff. De repente había toda esta movida de personas interesadas en ayudarme y en ver mi sueño hecho realidad.
Y mi sueño era: encontrarme con John por cinco minutos y luego de haberlo conocido, lanzarle mi discurso en persona. Sabía que si me daban esos cinco minutos, sería capaz de convertirlos en media hora y esa media hora sería decisiva para lo que ocurriría después.
Gracias a la generosidad de mucha, mucha gente de Apple, acordaron darme un pase libre para la Conferencia de Desarrollo Mundial, que pienso que costaba alrededor de U$S1.500 para una semana entera.
Debido al divorcio, mi mamá y yo éramos bastante pobres. Hasta tuvimos que pedir dinero prestado a mi abuela (siempre me conmuevo al recordar su generosidad), para poder pagar el billete de avión para mi mamá y yo, en mayo de 1993.
De hecho la acreditación para la conferencia había comenzado el domingo, que era el 15 de Mayo. Recuerdo la fecha porque era el Día de la Madre y mi mamá había pensando que podríamos pasar un lindo día para celebrarlo. Nos hospedamos en un hotel cerca del Centro de Convenciones en San Jose y devoré mi desayuno porque quería tener mi acreditación en Apple lo antes posible.
Y allí estaba, acreditado y bienvenido. La gente decía, "Oh, bien, estamos esperando a un niño pequeño de Canadá para la conferencia." y ese niño era yo. El RR.PP. de John me dijo, "OK, como primera cosa mañana por la mañana, debes estar aquí a las 7:30, despierto y puntual, y antes de que John comience su presentación de apertura, tendrás tus cinco minutos."
Para mí, era como la noche anterior a pisar un estadio por primera vez y lanzar la primera bola. Era el clímax de mi sueño. No pude dormir, mi mente luchaba por decidir cómo emplearía esos cinco minutos para lograr causarle una fuerte impresión. A través de sus libros, sabía que era un hombre de conceptos y le encantaba proponer nuevas ideas en el mercado, nuevas formas de posicionar las cosas.
Conocía los rumores sobre qué tecnologías serían introducidas en la conferencia y de qué hablaría en su presentación de apertura. Yo estaba estudiando estas tecnologías para presentar mi propia versión.
En ese entonces, lo que iba a ser anunciado en la conferencia era el Newton. Posteriormente fracasó, pero fue exitoso desde el punto de vista de la innovación.
Tenía mis propias tarjetas comerciales que decían, Tom Williams, CEO, Desert Island Software. Lo encontré y comencé a hablar. Le dije, "Esto es lo que pienso del Newton...¨ Le hice un discurso de cinco minutos de algo que pensaba podría impresionarlo. Esos cinco minutos se convirtieron en media hora, hasta que lo obligaron a salir para dar la presentación de apertura.
Al final de la charla, intercambiamos nuestras tarjetas comerciales. Tenía dos tarjetas comerciales, una que decía "Chief Listener (Jefe de Escuchadores)" y otra que decía "CEO". Me dio su tarjeta de CEO porque no tenía más de las otras. Prometimos mantenernos en contacto.
Me habían dado un acceso VIP para la Conferencia. Me senté junto a todos los vicepresidentes. Fui uno de los pocos muchachos fuera de Apple que experimentó con el Newton. Fui catalogado como un muchacho interesante y conocí a cada vicepresidente de la compañía que estaba allí esa semana.
Tres meses después de la conferencia, John dejó Apple. Fue expulsado por un golpe en una sala de juntas y luego se pasó a una compañía llamada Spectrum. Estuvo allí muy poco tiempo. No le fue muy bien.
Como consecuencia de haber dejado Apple, John pudo tener algo de tiempo para llamarme. Recuerdo el primer llamado. Había dejado mi oficina, porque mi dinero de las ventas de barras de chocolate se estaba acabando. En ese tiempo, había instalado mi oficina en mi dormitorio en Victoria. El teléfono sonaba en el dormitorio de arriba. Yo estaba abajo y podía escucharlo sonar. Corrí a toda velocidad y John estaba al teléfono.
Debido a la cantidad de contactos personales que hice durante la Conferencia Mundial de Desarrollo de ese año, otros ejecutivos de Apple y el equipo de ingeniería del equipo de productos de QuickTime habían organizado todo para que vuelva a la conferencia, pero esta vez como orador.
Iba a demostrar el uso de un API de conferencias de QuickTime con el que un desarrollador amigo mío y yo habíamos trabajo en forma experimental. Con el API de conferencias de QuickTime podías construir cualquier interfaz sobre cualquier función básica de video conferencias. Habíamos creado esta interfaz de comunicación tipo Star Trek. Era visualmente atractiva, había coincidido con los técnicos y yo estaba allí para presentar una demo.
Gracias a esa demo, a mi cerebro y a la cultura corporativa de Apple (que en ese momento atravesaba su "era oscura"), me contrataron.
Estábamos justo en el final de la primera era del capital humano y la innovación, de manera que las personas más respetadas en el campus eran los ingenieros. A los ingenieros no les importaba ni tu aspecto ni tu formación académica. Demostrabas tu valor por la simple razón de poder interactuar con ellos, mostrando cómo funcionaba tu cerebro durante esas conversaciones.
Aunque me consideraba alguien del marketing, fue el equipo de ingeniería quien, ese miércoles de la Conferencia Mundial de Desarrollo de 1994, me había ofrecido el trabajo. Me dijeron, "¡Queremos que vengas a trabajar con nosotros!"
Al mismo tiempo estaba terminando mi año escolar y John y su esposa estaban desarrollando su propia compañía de CD-ROMs multimedia en San Francisco, donde vivía su hijo. A esta altura, John se había convertido en uno de mis mentores. Lo invité a formar parte de la junta de asesores de Desert Island Software, y aceptó. Hasta me envió una carta que he enmarcado, confirmando su aceptación en la junta de asesores. A mi mamá le parecía bien que fuera a vivir con su hijo y su nuera durante el verano para adquirir algo de experiencia laboral.
Mientras adquiría experiencia laboral, visitaba Cupertino de vez en cuando durante el verano para tratar de decidir cómo consideraría esta propuesta laboralque me estaban ofreciendo, ser contratado a pesar de que estaba contra las leyes laborales infantiles, las de inmigración y todo eso. Lo que hicieron fue argumentar que si yo era un consultor contratado por Apple a través de una compañía canadiense, la compañía canadiense sería responsable de esas cuestiones.
Fueron capaces de trasladar la culpa o la responsabilidad a otra parte. Pero ahora el problema era que ni siquiera podía ser el director de mi compañía, porque tenía menos de 18 años.
Mi mamá me apoyaba, muy a su pesar, pero siempre estaba preocupada por los inconvenientes que todo esto podría traer a mi estabilidad, a mi niñez y por todas las cosas por las que se preocupan las madres.
La convencí, al menos, de comenzar la compañía, eso fue en los tiempos de Desert Island Software. Pusimos en marcha la compañía y literalmente una semana antes de volver a casa para empezar el 9no grado, el equipo dijo, "Hey, lo hemos resuelto. ¿Quieres firmar el contrato?
Llamé a mi mamá un lunes y le dije, "Mami, voy a empezar a trabajar en Apple el martes y no voy a volver a casa." Fue muy duro para mi mamá, sabes: su bebé, California, etc. Mi mamá, sabiendo lo testarudo que era, y teniendo conciencia de todos estos factores que estaban en juego, aceptó. Me permitió hacerlo aunque estaba muy, pero muy preocupada que yo haya negociado mi propio contrato.
Más tarde supe que ella fue personalmente a Apple y negoció un tipo de contrato diferente, que era para decir, "Hey, saben muchachos, tendrán que hacerse responsables por mi hijo, no solo en términos de su bienestar físico, sino también de su bienestar espiritual y emocional."
En ese momento era un violonchelista y tenía un montón de otros intereses y ella sólo quería asegurarse de que tuviera una niñez y una vida relativamente equilibrada.
Apple tenía una cultura corporativa increíble. Había muchas personas que se ocupaban de mí, especialmente por lo que estaba haciendo allí. Tenía muchas oportunidades de comportarme como un jovencito rebelde, y algo de eso hice, pero generalmente tenía un enorme grupo de personas dando vueltas alrededor mío.
Recuerdo que una vez hicieron una Fiesta de la Cerveza en el campus, en ocasión del lanzamiento alpha o beta de un producto de software. Yo estaba tomando una cerveza y una persona de Recursos Humanos se enloqueció por ello. Pasaban muchas cosas por estilo.
Sin embargo, no era el más joven. Estaba Chris Espinosa, que de hecho fue el empleado número ocho de Apple. Ya que yo nunca había sido un empleado, sino un contratista, soy el contratista más joven que ha tenido Apple. Chris fue el empleado más joven de la historia de Apple y creo que me ganó por un año o algo así. Chris, de hecho, se había llevado el título y siempre lo tendrá.
Fui contratado en el grupo de productos de QuickTime y tenía muchos conocimientos técnicos. Podía comprender los conceptos técnicos a niveles bajos, pero siempre era malo, casi completamente inútil, en programación.
El equipo pensó, "¿Qué hacemos de este muchacho? ¿Qué vamos a hacer con él?¨ Me pusieron en un rol de evangelista. No fue planeado. No dijeron, "Oh, Tom sería maravilloso para eso." Solo pensaron que sería un tipo maravilloso para tener cerca. Tuvimos que tratar de buscar cuál era mi rol.
Con QuickTime, estábamos tratando de construir una plataforma, una plataforma multimedia, como corolario de algunas partes técnicas de viejas versiones de QuickTime. En ese entonces, en la industria de la música había un nuevo standard llamado CD-plus y el CD-ROM. CD-plus era una forma totalmente diferente de hacer un CD. Tenías una pista de datos y una pista de audio en un CD. La idea era usar QuickTime para demostrar como podíamos crear contenidos interactivos para artista que incrementarían el rendimiento musical en un CD-ROM.
Estábamos en 1995 e Internet era cada vez más popular. Era salir del mundo académico para entrar en el mundo de la tecnología marginal. No siguiendo a la corriente, pero más tendientes a pensar, "¿Qué podemos hacer con esto? ¿Cómo podemos usarlo?", etc.
En realidad, nuestra visión de cómo QuickTime y la movida de la música online podía interactuar entre sí era que podíamos tener archivos individuales que contuvieran la música, pero también una estructura de datos muy pero muy simple que describiera la canción. Ser capaces de usar una aplicación que sea capaz de leer los datos y traer otros contenidos interesantes en forma de links comerciales. Links de la web, que permitirían un mayor descubrimiento de la música, pero también permitirían hacer un seguimiento de cómo era explorada esa música y la manera en que los fans se relacionaban con un track en particular.
Se nos había encargado no solo hacer algunos prototipos para concretar esto y lanzarlo de manera diferente para los artistas y los sellos, sino también, en última instancia, mi misión era la de evangelizar a la comunidad musical.
Recuerdo haber estado con Radiohead en el backstage de un show que hicieron en San Franciso en 1995. Tom ya diseñaba la tapa de su álbum usando el Photoshop en una Mac. Teníamos un tremendo número de artistas que ya eran usuarios de Mac. Tratábamos de explicarles, "Hey, ¡hay muchas cosas nuevas que están por venir!
En Nueva York, éramos parte del New York Music Festival, transmitiendo en 13 clubs. Tocaban 270 bandas en siete días y nosotros transmitíamos las presentaciones en vivo por streaming a todas las personas de la web. Con la peor de las conexiones, probablemente a cuatro cuadros por minuto, con la peor calidad de sonido mono a 8 kHz.
El enfoque que le di a mi trabajo para llegar al negocio de la música fue el mismo que utilicé con Sculley. Todos somos personas, a pesar de los títulos, y todo eso . Todos estábamos en una relación de igualdad y solo se trataba de ser agradables y caerle bien a la gente.
Lo que pasó luego de unirme a Apple fue que hubo muchos intentos, a un alto nivel, de crear lo que la prensa llamó "Sili-wood", que era Hollywood y Sillicon Valley unidos para crear proyectos masivos de CD-ROM producidos en estudio.
Los observadores de la industria decían que las dos culturas se enfrentaban. Los tipos del Silicon Valley decían, "Bueno, esta la forma en que tratan de imponer sus metodologías y su enfoque comercial en Hollywood." y viceversa.
A pesar de todo, yo era un muchacho feliz que estaba muy entusiasmado con las tecnologías con las que trabajaba. Trabajar en Apple era el sueño de mi vida. Ese entusiasmo y esa pasión eran conmovedoras, y también el hecho de que era solo un niño.
Durante el primer año, literalmente en cada una de las nuevas reuniones, todos se ponían a buscar la cámara oculta. Mirándose unos a otros, preguntándose el hijo de quién era este niño, o quién había planeado esa broma. Luego comenzaba la reunión y las personas todavía estaban como riéndose. Después de cinco minutos, a causa de lo que estaba diciendo y de cómo lo estaba diciéndolo, se daban cuenta que a pesar de ser bastante raro, era verdad que ese niño trabajaba en Apple.
La industria de la música tenía la misma actitud con las personas. No les importaba ni tu apariencia, ni tu experiencia. Si podías hacer tu parte, era lo único necesario para que te acepten.
Era exactamente la misma cultura que me hizo entrar en Apple. Estaba viviendo en la convergencia de estas dos culturas y realmente funcionó para mí. Estaba haciendo cosas realmente importantes.
Me había acercado a Bill Bottrell, un ingeniero y técnico de estudio muy famoso, que también había sido bastante reconocido como productor. Había producido el primer álbum de Sherly Crow, "Tuesday Night Music Club", y el título de ese álbum no era una coincidencia. Organizaba una jam session todas las noches de los martes en su estudio de Pasadena, con amigos y músicos que Bill conocía.
Nuestra idea era transmitir desde el estudio para que el mundo exterior pudiera ver lo que pasaba dentro y permitir a los que estaban afuera contribuir con ideas de canciones y letras. Entonces si esas canciones se grababan, básicamente te convertías, en virtud de una membrecía, en un colaborador. Te inscribías para tener una compilación en CD del audio de todas las canciones que se habían preseleccionado y también podías obtener una especie de pequeña toma pre-negociada de la canción con la que habías contribuido.
Si nos adelantamos a 2009 y a los contenidos generados por los usuarios, la colaboración online, quiero decir, esto era en 1995, simplemente no teníamos el ancho de banda necesario para hacerlo. Tampoco teníamos una base de usuarios. Aunque Bill estaba tremendamente contento con esto, y estaba en un nivel ejecutivo de Apple bastante alto, el concepto escaló varios pisos sobre mí hasta el nivel de la vicepresidencia, pero ellos estaban buscando algo más.
Concebían a nuestro material musical como un material corporativo más tradicional. Así que el objetivo era la exposición en la industria de la música, exposición a los consumidores, sin entrar demasiado en la historia de Apple, se podía argumentar que la música era parte del ADN de Apple desde el principio.
Aunque John se había ido, la visión era más, "Hey, si pudiéramos hacer un material altamente visible y recibir el apoyo de los músicos por lo que estamos haciendo." Recuerda la campaña "Piensa Diferente".
El verdadero objetivo de negocios técnico de nuestra unidad era ese 90% de la industria de la música, teníamos una franja del 90% de computadoras en estudios y músicos desde una pura perspectiva del análisis del mercado, el otro diez por ciento era analógico, y aquellos muchachos no cambiarían. Si podíamos crear material de alto concepto, ser vistos como verdaderos partidarios de la industria, quizás podíamos mover el cuadrante, uno, dos porciento, dentro de ese 10%.
Recuerda que solamente la plataforma Mac trabajaba con Pro Tools, Digidesign y todo eso. Estábamos en una especie de cultura corporativa. Esto era ilustrativo de la desconexión que existía en los tiempos cuando estaba en Apple y el CEO era Michael Spindler.
Me fui antes de que llegara Gil Amelio. Spindler y Amelio fueron posiblemente dos de los peores CEOs que Apple haya tenido. Bueno, solo han habido cuatro. Esto era un indicador de su mentalidad de "vendamos más cajas", entonces nuestro material musical caía bajo el razonamiento de, "vendamos, movamos el cuadrante hacia esos muchachos analógicos."
La realidad era que si esos muchachos eran analógicos por alguna razón, no era probable que cambiaran de software porque nosotros éramos los sponsors de Woodstock 2.
Sin embargo, ésa era mi mentalidad. Mientras que internamente, bajando de la vicepresidencia hasta la dinámica operativa de la unidad, se trataba de mantener esa cultura por la cual Apple era famosa. La cultura de la inovación temprana, el concepto, llegar a los innovadores y potenciarlos con nuestras ideas.
Había esa desconexión con la cultura corporativa que se reflejaba en toda la compañía.
Con el negocio del estudio, si bien existía bastante apoyo, se redujo a la negociación de un contrato legal. Los asuntos legales que un abogado especializado en entretenimiento trajo al contrato y los que trajeron nuestros abogados del Fortune 500 Silicon Valley, eran disposiciones contractuales muy pero muy diferentes.
En mi tarjeta comercial y en el título de mi oficina se leía, ¨Tom Williams, The Kid (El Niño)". Ésa fue la marca que me crearon, que rápidamente adopté y la adopté como propia.
Dejé Apple ya que mis padres habían comenzado con los procedimientos de divorcio. Mi padre no quiso pagar la cuota de alimentos porque en los papeles estaba ganando más dinero que él. No sabía manejar el dinero, y estaba gastando más de lo que ganaba.
Dada la particularidad de nuestra historia, salió en los periódicos locales y fue divulgada en las agencias de noticias de todo el país muy a toda velocidad. La televisión canadiense tuvo interés en hacer una historia sobre mí. CBC National, que era el noticiero nacional que se transmitía durante las horas de mayor audiencia en Canadá, me llamó a California para hacerme una entrevista para un documental.
Negocié, y para entonces había varias cosas escritas sobre mí en The Christian Science Monitor, the New York Post, A Current Affair. Tenía mucha difusión y salía con los músicos. Muy pronto comprendí la importancia de tener control sobre tu propia marca. Esto no lo hice con la gente de RR.PP. de Apple, sino directamente entre la gente de CBC y yo.
Ese documental dio a conocer al público la marca "The Kid" en Canadá y, en consecuencia, tuve muchas propuestas de trabajo.
Antes de que comenzara el documental, muchos de nuestros nuevos muchachos de los medios fueron contratados por Microsoft. Microsoft se había dedicado a promocionar su propio material musical muy agresivamente, pero Apple era mejor a la hora de lograr triunfos en el marketing de alto perfil.
La cultura corporativa de Microsoft era muy diferente de la de Apple. A pesar de que tenían muchísimo más dinero para gastar, y tuvieron la canción "Start Me Up" de los Rolling Stones para Microsoft, podían comprar su camino hasta cierto punto. Tuve una entrevista con Microsoft, ya que muchos de los muchachos que conocía de Apple estaban allí.
Para entonces, el documental había salido y tenía un montón de ofertas de trabajo, una de las cuales me hizo volver a Vancouver.
Era el lanzamiento de la marca "The Kid", que se convirtió, para bien o para mal, en parte de mi personalidad pública, con mucho éxito durante los siguientes diez años de mi vida.
Durante diez años, utilicé la misma estrategia: crea relaciones, el éxito requiere una constante interpretación errónea de las probabilidades, tener acceso a alguien que fue famoso o que está en cierto nivel. La idea de que no podía tener acceso a eso no existía.
No existía ningún tipo de intimidiación psicológica porque siempre he tenido ese extremo nivel de confianza, o tal vez era pura arrogancia. O es una extrema confianza o se trata de ver a todos, incluyéndome a mi, como pares.
Todo esto lo considero una mera cuestión de suerte, en realidad no implicaba ningún tipo de cosa especial que yo u otra persona poseyera. Mantiene la relación, sé amable, sé agradable y así obtendrán buenas cosas.
Recuerdo haber trabajado como analista en tecnología para pésima casa de corretaje de inversiones al pormenor de Canadá. No es que quiero insultar a la comunidad tecnológica de Canadá de mitad de los años '90, pero yo quería lograr los mismos tratos que conseguían los bancos de inversiones en blanco.
En Boston había una compañía llamada Invention Machine que tenía una gran cantidad de capital de riesgo puesto en él, y estaban contemplando un IPO (puesta de venta inicial pública de los valores). Necesitaban algunos millones de dólares cosechados en privado antes de vender los valores públicamente, y éste era el tipo de cosas a las que me dedicaba.
Sabía que el CEO era un fumador, ya que nos habíamos conocido en el pasado en una conferencia donde hablamos sobre cigarros. Hay algo muy gracioso en esto. Un muchacho de 18 años hablando de su amor por los cigarros a un hombre de 50. Ahora que lo recuerdo parece tan tonto y lúdico.
Sea como sea, compré una caja de cigarros y se la envié una semana después de nuestro encuentro. Comí y bebí con él. La noche anterior a cuando estaba por encontrarme con su junta, donde había muchachos de estos bancos de inversión de Nueva York y fondos de capitales de riesgo, lo convencí de darme la oportunidad de hacer una ronda de capital privado para su compañía. Nos dimos un apretón de manos, pero dijo que la última decisión la tenía su junta.
Esta junta muy, pero muy poderosa estaba como diciendo, "¡Esto es una broma! ¿Por qué tendríamos que hacerlo contigo?" Yo dije "Bueno, lo tendremos listo en una semana." Ellos dijeron, "Todos dicen eso y nadie lo hace." Yo dije, "Entonces no tienen ninguna responsabilidad si no lo puedo hacer." Él dijo, "Bueno, creo que has ganado."
Esto fue un martes. El miércoles volé a Toronto, me reuní con un fondo común de inversión. Para el jueves ya teníamos una hoja de acuerdo. Para el viernes volaron para allí y el trato se cerró el miércoles siguiente. El compromiso estaba listo, casi de inmediato. Me gané el respeto de ese equipo y esa junta.
Mi cita favorita es del autor y consultor de marketing Tom Peters, "El éxito requiere una persistente interpretación errónea de las probabilidades." Y así fue exactamente. No conocía esa cita cuando lo hice, pero se adapta muy bien para describir parte de mi actitud y mi enfoque sobre estas cosas.
Sobre todo, se trató de una cuestión de relaciones. Si le caes bien a la gente, quieren verte triunfar. Si quieren verte triunfar, te ayudarán a hacerlo. Tiene que ser genuino.
Muchas personas encaran el construir relaciones como una transacción de mercaderías. Por más genuino que intentes mostrarte, ellos podrán develar tu juego. Tómate tu tiempo.
Al principio de esta semana, volví para casa con mi mamá y nos pusimos de acuerdo en tomar un ferry especial, que me permitiría tener quince minutos cara a cara con uno de mis amigos y mentores.
Ella me dijo: "¿Para qué molestarse si son solo quince minutos?" Y yo respondí: "Bueno, porque es tiempo cara a cara y esos quince minutos deberían ser usados para construir y fortalecer nuestra relación."
¿Qué puedes lograr en quince minutos? Nada más y nada menos que fortalecer una relación.
Reconoce que al ser útil y bueno con los demás, tendrás la oportunidad de construir un fuerte grupo de partidarios. Te elevarán a nuevas alturas y te protegerán. Si decaes, estarán allí para levantarte y apoyarte.
Creo que éste es uno de los componentes de los negocios que más se pasa por alto. Siempre podemos decir que al final del día, lo único que te queda son tus amigos.
Pero, si tus amigos son tus amigos, y sucede que están en el negocio, y son útiles para tu negocio, entonces mucho mejor, porque ellos siempre estarán allí para ayudarte.
¿Un aforismo profundo? Probablemente. ¿Completamente cierto? 100%.
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